domingo, 18 de septiembre de 2016

Ayúdame a olvidar

Por si acaso.
Yo no dejé de utilizar estas tres palabras contigo. Nunca.
No sabré desprenderme de ti.
No quiero que nadie me abrace si ahora ya, no lo haces tú.
No se sentirme de nadie más.
No se entregarme a nadie de nuevo.
Envuelvo todos los recuerdos en un papel de regalo bonito. De esos que no se estropean. El más brillante.
¿Dónde has colocado tu nuestros recuerdos?
Me quema todo este aire que me asfixia... porque ya no te encuentro en ninguno de mis días.
Acabo de ser consciente. No estaré entera nunca más.
Dejé parte de mi en tus ojos azules aquella última vez.
No logré recomponerme.
Por aquí todo es intenso. Y puedo empezar a ser verdaderamente feliz.
Pero... me resulta complicado y contradictorio no seguir buscando restos de tu voz y el calor de tus abrazos.
Sutil la suerte... que voló tan alto que nunca esperó mi agradecimiento.
La vida sigue. Aunque me niegue a respirar de cara al Mundo.
¿Quién ocupará tu corazón?
¿Quién será ahora el motivo por el que sonríes? 
Mientras, seguiré aguantando mis lágrimas. Sujetando atardeceres. Construyendo el dique que soporte cuánto me has inundado.
Sopla el polvo a todo aquello que dejó de tener sentido en nosotros.
Luce antiguo todo lo que ya no seremos más.
Y ahora que ya no tendré la posibilidad de mirarnos más... Ando perdida. Intentando descifrar cómo vas a contarme cómo se hace eso de olvidar a alguien de una forma tan inmediata. Tan efectiva.
Hazlo. Ayúdame a olvidarte.