jueves, 28 de abril de 2016

Cuando el dolor muera

Tantos cristales rotos.
Y todo el falso civismo.
Para acabar del mismo modo.
Sin voz. Sin corazón. Y sin razón.
Tiemblan todas las mariposas que escapan tan lejos como pueden. Como saben hacerlo.
Torpes. Ante lo que nos pasó. Lo que nos está pasando.
Sin entender. Sin preguntar. Sin responder.

Hazme una señal.
Explícame un motivo.
Y si eres así, tan cobarde como para huir tan deprisa... al menos... mírame a los ojos por última vez.
Esos cuatro segundos que nos debemos.
Porque sólo tu sonrisa a medias, no fue suficiente esta vez.
Mira de cerca tus excusas.
Recoge los besos que te olvidaste aquí en mi reflejo. Bajo mis ojos.
Mis labios olvidarán tu sabor.
Pero el consuelo no será tan fácil.
Y es que nos faltaron aún tantos abrazos, que ahora quedarán por ahí... esparcidos en la nada.
Y a partir de Hoy. Inventa otro modo de hacerlo. No rompas las ilusiones de esta forma tan cruel. Tan deshonesta.
Sigue tu corriente.
Tu curso.
Tu horizonte.
Y no mires atrás. No vaya a ser que recuerdes mi nombre y te inundes.
Porque cuando el dolor muera... Yo ya no estaré aquí.


martes, 26 de abril de 2016

Aquí. Frente a ti.

A partir de aquí.
No hay más para nosotros.
Tú. Mejor tras tu muro.
Yo aquí. De pie. Frente a ti.
Mirándote. Fijamente.
Y aún. No puedo creerlo.
Mil sensaciones recorren este viento que se ha quedado expectante en estas cuatro paredes que nos distancian tanto.
Mírame a los ojos. Tanto como te permitas.
Repíteme que ya no vas a quererme. Infinitas veces.
No lo escucho.
No quiero hacerlo.
Me duele respirar.
Solo queda volver a situarse en el tiempo. No vivir a destiempo. O no hacerlo más.
Leo en tus labios que debo cerrar capítulo.
Porque tu eres así. Conciso.
Ya no estás para mi. No estás aquí. No es posible.
Quise estar una última vez frente a ti.
Temblé.
Me faltaron fuerzas. Y la voz se me quebró aunque no lo notases.
Me aferré a todas las mariposas de mi vestido. Que siempre ya siempre me recordará a ti.
Hay palabras que jamás usaría contigo.
Pero ha pasado.
El Adiós.
Así que olvida darme lecciones.
Olvida tu rigor. Tu moralidad.
Este falso civismo.
Tu. Absoluto.
Yo. Derrotada.
Me marcho.
Porque la vida sigue.
Lo veo en tus ojos. Aunque haya lágrimas en ellos. Pero no me permitirás saber qué hay en ti.
Yo me quedo atrás.
Buscándote entre millones de estrellas. Sin saber que me has apagado la luz. Y... que por más y más que busque... No hay posibilidad.
De nada sirve.
No todo vale.
Aparecí en tu vida. Y tu en la mía. Nos encontramos. Y ahora es necesario olvidarnos.

martes, 19 de abril de 2016

Erase una vez... un Caballero.

Caballero voy a contarte algo.
Quizás no sea fácil de entender.
Incluso... a estas alturas, después de tantos silencios...
el grado al que a cada cual afecta el paso del tiempo sea imposible de descifrar.
Nos falta cruzar una mirada que, al menos, nos muestre más transparencia.

Caballero. Voy a tratarte como al hombre que nunca fuiste. Al hombre que nunca imaginaste que serías. Ese hombre que habita en mis ojos y se me escapa.
Te observo esperando amaneceres más azules.
Evítame espacio en tu vida. Y evítame a mí. Porque me precipite abriéndote mi alma.

Quizás brille en ti una luz que rememore algún abrazo sin reservas.

Caballero te han contado alguna vez a qué saben tus labios.
Levanta la cabeza. Mírame.
Toda una princesa para un caballero tan oscuro.
No puedes hablar.
No quieres.
Y tus sentimientos son hoy aún más indiferentes.
Ojos incendiados.
Y ante ti. Más transparente. Aire.
Y así. Sin ser. Dejé de ser. Antes de serlo todo para ti.

jueves, 14 de abril de 2016

No respiro más


Temblar no es la opción que buscaba.
Tampoco imaginé que algún día llegases a encontrar un papel en blanco en el que ya no lograses colocar las palabras que nos corresponden.
No sería capaz de ver lo fugaz que fue el instante en el que tu y yo fuimos tu y yo.
Se incendió.
Y el vació es más inmenso aún.
No queda línea. Ni fronteras.
Tal y como llegaste. De improvisto. Te has marchado.
Alejando besos impropios y desprovistos de toda razón.
No pudo ser.
Y no será más.
Cierra los ojos a ventanas que muestren las mejores vistas.
Mares azules y nubes rotas.
Aires feroces y sueños de papel.
Sumerge cada detalle que te hizo visible a mis ojos.
Las sonrisas más puras.
Ya no hay perdón, u oscila en paralelo a nosotros.
Ruegos y preguntas.
Como antesala de una mente calculadora para quien no poder hablar se ha convertido en el argumento central de su defensa.
Así. Camina seguro.
Anima el gesto.
Aumenta la distancia. Con tu conciencia tranquila... O... Eso dices.
Que hermoso sonó mi nombre en tus labios.
Y a pesar del detalle más oscuro. De tu pensamiento más negativo...
Yo continuaré. No me rendiré.
Estoy aquí.
Y si te vas. Déjame ir contigo.
Si quieres hacerte daño. No me lo hagas a mí.
Somos Tú y Yo.
Eso no puede cambiar en un instante.
Pero al menos por ahora. No respiro más.


miércoles, 13 de abril de 2016

Tú... antes de mí.

Bienvenidas todas mis sonrisas.
Aire fresco sobrevuela una cabeza de pájaros libres que vuelan alto y lejano.
Fuera del alcance de quiénes no llegaran a quedarse a tu lado.
Quiénes se paralizan.
Aquellos cuyo umbral del dolor es confuso.
Quiénes no te liberan y aun así no permanecen aquí. Contigo.
No quedan hilos de voz.
Y argumentar la vida se vuelve el reto más difícil y confuso.
Mejor sin mí.
Mucho mejor que conmigo.
Silencios al unísono para caminar sobre el borde del muro que nos separa. Tu muro.
Vuelve con tu seriedad.
Refúgiate en tus miedos.
Asegúrate de respirar cerca de lo que fue tan habitual. Dónde no alcances a ver mis ojos.
Y olvida pronto el ruido de mis murmullos. El eco de nuestros guiños. La cercanía de nuestras pieles. En un abrazo que quedará partido en la memoria.
Príncipe de un millón de sueños.
Ahora no es la vida. Eres tú quien te me alejas.
Mariposas en busca y captura.
Porque no encajan en moldes previstos.
Serénate. Olvida y Reemplaza cada escena conmigo por un nuevo comienzo que de devuelva al punto de partida. A todo aquello de antes de mí.
Cóctel de estrellas para noches amargas en las que ya no te oiré respirar.
Leona salvaje para ti... cazador furtivo de todos mis besos. Que me has robado.
Y que ahora ya no existen más.
Da caza a otras pestañas.
Regresa a ti. Al tú... antes de mí.

lunes, 4 de abril de 2016

Hoy es el fin del Mundo

Hoy es el fin del Mundo.
Se acabaron las preguntas.
Cuando el frío no remite y sigue avanzando...
Ya no es posible hacer nada más.
Y... A ciencia cierta... no puedo evitar pensar en que quizás algún día me vendrá a la mente  la sensación eterna y constante de que nos quedó pendiente un último café. De esos, en los que desayunábamos sonrisas y caricias tiernas y sinceras. Punto y seguido a una noche en que necesitabas abrazarme y yo que me abrazaras.
Y... aunque el desastre no llegó por sorpresa.
El modo en que arrasaste con los últimos trazos del fuego que manteníamos vivo fue devastador.
Aún no me había roto.
Aún no me había doblado del todo.
Y ahora no me puedo mover.
No me puedo levantar.
Porque esto no ha sido normal.
No ha sido humano.
No es perdonable. Ni tolerable.
Y quedará marcada tu última mirada que sólo desprendía Amor.
Quedará marcada tu último roce. El más tierno.
Y que tu última sonrisa fuera de puro instinto.
Nuestros ojos, que siempre fueron espejos en los que vernos reflejados... no se han vuelto a cruzar.
Y aunque... en todas las historias hay dos versiones... Prefiero que se conozca la tuya. Que tu realidad sea la realidad para todos los oídos ajenos que ansiaban con un final para nosotros.
Prefiero que nadie conozca la realidad del nivel de destrucción al que nos enfrentamos...
Bajo el mismo cielo que un día nos animó a respirarnos...
Amor.
Ya.
Se acabó
Se terminó.
Del todo.